Una sesión típica de terapia de reflejos primitivos y movimiento rítmico comienza con una evaluación detallada de los patrones de movimiento, los reflejos primitivos y otras áreas de desarrollo en el paciente. El terapeuta puede observar al paciente realizando diferentes movimientos y pruebas para determinar qué reflejos y patrones de movimiento pueden estar subdesarrollados o interrumpidos.

A partir de ahí, el terapeuta trabajará con el paciente para desarrollar un plan de tratamiento personalizado, que incluirá una serie de ejercicios y técnicas específicas para ayudar a fortalecer los reflejos primitivos y los patrones de movimiento rítmico que pueden estar subdesarrollados o interrumpidos.

Durante la sesión, el terapeuta puede utilizar una variedad de técnicas de estimulación táctil, visual y auditiva para ayudar al paciente a mejorar su coordinación y equilibrio, fortalecer los músculos y mejorar su capacidad para moverse con fluidez y gracia.

Los ejercicios pueden incluir movimientos rítmicos específicos, estiramientos y técnicas de respiración, así como ejercicios para mejorar la percepción visual y espacial. El terapeuta también puede recomendar ejercicios y actividades específicas para que el paciente realice en casa para complementar el tratamiento.

Cada sesión de terapia de reflejos primitivos y movimiento rítmico se adapta a las necesidades y objetivos individuales del paciente y puede durar de 30 minutos a una hora. El número de sesiones necesarias puede variar dependiendo de la condición del paciente y la gravedad de sus síntomas.